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Patricia B. Bustos Psicoanalista /Coordinadora de grupos terapeúticos/ Prof. Enseñanza Común y diferencial / Mediadora Judicial / Voluntaria y Socia Activa de Mèdicos del Mundo

miércoles, 3 de junio de 2009

Disfrutando las Diferencias

Es cierto que hoy en día las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a su desempeño en la sociedad son mínimas. Pero es por esta misma razón que el entender las diferencias propias entre los sexos es tan importante. Si pretendemos que nuestra pareja responda a ciertas situaciones de la manera que nosotros responderíamos, nuestra relación estará caracterizada por la frustración, durante el poco tiempo que dure. No necesita uno ser más que un observador casual para darse cuenta de que existen diferencias entre hombres y mujeres. Estas se externan en la manera en que socializamos, cuidamos nuestra apariencia, perseguimos nuestros intereses, cuidamos nuestras relaciones, etc. Y aunque uno pueda argumentar que estas diferencias se dan por el condicionamiento social, eso no niega el que existan. Por muy interesante que sea una disertación sobre las posibles causas sociales, psicológicas, históricas, etc. de estas diferencias, para nosotros tendría muy poca aplicación práctica. No es mi intención analizar estas causas, ni determinar si son correctas o incorrectas y por lo tanto necesitadas de cambio. A menos que seas un arqueólogo del futuro que se encontró este documento como reliquia de una civilización ya olvidada, en este momento te encuentras en un mundo en que los hombres y las mujeres son diferentes. Creo que lo que más te beneficiaría en este momento es conocer un poco sobre cuáles son estas diferencias, y cómo afectan tu relación con personas del sexo opuesto. Mi intención es que al entender esto, sepas aprovecharlas para disfrutar más estas relaciones. Al hablar de hombres y mujeres, no puedo referirme en particular a ti, o a la persona del sexo opuesto con quién te relacionas. Esto no es indicio de que tengas que ir al psicólogo. Las características que estaré mencionando se refieren, por así decirlo, al estereotipo de hombre y al estereotipo de mujer. Primeramente, debemos entender que el hombre y la mujer tienen intereses distintos. Esto es, lo que es importante para cada uno como persona tiene una base diferente. El hombre (recuerda, por lo general) está orientado y motivado hacia la consecución de logros, hacia conquistas. La mujer está más interesada en el proceso hacia los logros, y sobre todo en las relaciones personales involucradas en este proceso. En la relación de pareja, el hombre tiene ciertas metas u objetivos que le motivan a desarrollar la relación. La mujer es motivada por la relación en sí, y aunque también tenga ciertos deseos de hacia dónde quiere que progrese la relación, el proceso de desarrollo es más significativo para ella. Otra área de gran diferencia entre hombres y mujeres es la manera de comunicarse. Para el hombre la comunicación tiene el propósito de dejar en claro, con el mínimo de palabras necesario, cuál es la situación presente. Para la mujer, la comunicación tiene el fin de permitirle compartir sus sentimientos respecto a la situación presente, situaciones similares en el pasado o posibles en el futuro, y personas involucradas en ellas. Desde tantas perspectivas como sea posible. Es por esto que el hombre no ve la necesidad de continuamente declarar sus sentimientos hacia su pareja. Si le ha dicho que la quiere, y el sentimiento no ha cambiado, no hay razón de repetir la información. En ocasiones también se da el caso de que el hombre no está consciente, o seguro, de lo que siente. Como no puede establecer definidamente estos sentimientos, prefiere no decir nada al respecto. Por su parte, la mujer necesita continuamente escuchar cuál es el estado de la relación, principalmente en cuanto a sentimientos. Aún si el hombre no está seguro de qué es lo que siente, la mujer quiere saberlo. Es válido para el hombre decirle a la mujer que no está seguro de lo que siente, si es sincero y lo comunica apropiadamente. Es necesario saber que, para la mujer, el cómo se comunican las cosas es tan importante como lo que se comunica. Para un hombre es suficiente que alguien le diga la información necesaria, basada en hechos tanto como sea posible. La mujer prefiere que el mensaje sea comunicado de tantas maneras creativas como sea posible. La comunicación también se refleja en una tercera área de diferencia entre hombres y mujeres: la resolución de problemas. De hecho, la diferencia comienza desde el punto de que, para el hombre, si existe un problema hay que resolverlo, de preferencia por uno mismo. Para la mujer, lo importante es hablar de la situación, e involucrar a otros en hablar de ella. Cuando el hombre enfrenta un problema, se retrae, el hombre se retira a "su cueva" cuando hay un problema. Esta cueva puede ser un lugar físico o una actividad en la cual el hombre pueda estar solo con sus pensamientos, ya sea para planear la solución al problema o para relajarse lo necesario para enfrentarlo. Lo último que busca el hombre es otra persona con quién hablar de su problema, a menos que haya determinado que necesita la ayuda de un experto, y entonces habla con éste. Cuando una mujer enfrenta un problema, lo primero que busca es alguien con quién platicarlo. De hecho, para la mujer no es tan importante encontrar la solución al problema como el que alguien la escuche a ella. Cuando la mujer le relata un problema al hombre, el hombre interpreta esto como que ella quiere que él lo solucione, y en cierto sentido le hace responsable de la solución. Es por eso que, al escuchar el problema que enfrenta la mujer, el hombre decide que es preciso hacer algo, "dame sólo los detalles necesarios y yo me encargaré del resto". Pero la mujer no ha terminado de compartir sus sentimientos respecto al problema, y al notar que el hombre se impacienta con ella (porque quiere ir a resolver el problema), siente que a él no le importa cómo se siente ella, y que esto significa que ella no es importante para él. El entender los diferentes acercamientos a la resolución de problemas nos ayuda en la cuarta área de diferencia entre hombres y mujeres: las necesidades que tenemos como personas. En general, el hombre necesita ser necesitado y admirado, mientras que la mujer necesita sentirse amada y cuidada. Este es uno de los puntos en que se ve que la perspectiva de la pareja debe ser una de complementarse, no de ser dos personalidades iguales. También existe aquí una fuerte relación entre estas necesidades y los papeles tradicionales del hombre y la mujer, ya sean causa o resultado de éstas. Para el hombre es importante cortejar y "atrapar" a la mujer, esto satisface su necesidad de ser admirado; para la mujer es importante sentirse lo suficientemente valiosa para merecer el esfuerzo de ser "acechada", esto satisface su necesidad de ser amada. Por otra parte, al dejar que el hombre tome la iniciativa en la relación, se satisface su necesidad de ser necesitado, y el de la mujer de sentirse protegida. Esto no quiere decir que la mujer se vuelve pasiva. Tanto el hombre como la mujer deben estar conscientes, y ser cuidadosos, de que sus demostraciones de afecto, sobre todo las físicas, sean interpretadas correctamente por la otra persona. En general, es bueno entender que en una relación entre personas de sexos opuestos, -ya sea amistad, noviazgo, o matrimonio-, ambos se acercan a ella con ciertas necesidades y perspectivas diferentes. Cuando buscamos que la otra persona no sólo entienda estas necesidades, sino también que las satisfaga como lo esperamos, debemos prepararnos para una desilusión. Es muy difícil que nuestra pareja pueda satisfacer todas nuestras necesidades relacionales y personales, y el poner sobre ella esta carga es demasiado. (Psi. Patricia B. Bustos)

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