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Patricia B. Bustos Psicoanalista /Coordinadora de grupos terapeúticos/ Prof. Enseñanza Común y diferencial / Mediadora Judicial / Voluntaria y Socia Activa de Mèdicos del Mundo

miércoles, 4 de junio de 2008

Drogadicción

Dutch Interior I - Juan Miró

DROGADICCION

Los cambios que suelen ocurrir durante la adolescencia son evidentemente tan fuertes que desconciertan tanto al propio joven como a quienes lo rodean.

¿Qué es lo normal y que es lo patológico en medio de tantas transformaciones tan grandes?

Los jóvenes pasan por etapas problemáticas, conflictivas y contestatarias. Estas características se vuelven pronunciadas, que la alarma cunda, y no sin motivos. Hay cuadros fóbicos, conductas maníacas, depresiones que se instalan.

La sociedad no está preparada para asimilar los cambios que la mera sucesión generacional siempre plantea de por sí. La relación nunca es armónica ni muy sencilla.

Cada generación crea sus mitos y también sus símbolos, sobre los cuales la generación precedente dispara todos los dardos de su crítica.

En la actualidad la juventud es blanco de miradas negativas al por mayor. Pero, en definitiva los jóvenes viven una realidad difícil.

Cuando el paro, las guerras y las crisis económicas demuelen los valores básicos que la sociedad dice sostener, es lógico que los jóvenes se lancen a la búsqueda de nuevas ideologías y creencias.

En este proceso confluyen elementos sociales y rasgos psicológicos individuales. Muchos jóvenes hallan, en algunas sectas u organizaciones políticas o en la droga una familia sustituta.

La respuesta habitual de la sociedad es la represión, en una espiral cada vez más vertiginosa. Sin embargo, la psicología, entre otras ciencias cree, que hay otros caminos.

El ambiente poco motivante, el fácil acceso a las drogas, la falta de ocupación, la actitud agresiva de la sociedad, que insta de alguna manera al consumo de las mismas, todo ello lleva al joven en situación a su consumo.

Las dificultades para encontrar un trabajo, hacen que hayan aumentado también el índice de drogadicción, alcoholismo y delincuencia.

Esta se ve propiciada asimismo por los medios de comunicación y de valoración social de determinados comportamientos opulentos, la mistificación del consumo, de A, D, etc. o el uso de grandes vehículos a través de los films.

Basta con observar como los personajes populares y míticos de hace años podían tener 20 años, hoy los ídolos pasan los 30 años. Este envejecimiento global de los personajes mistificados por medio masivos, contribuye también a generar un vacío de mecanismos de identificación en los adolescentes.

Las crisis de las instituciones familiares, esta también detrás de muchas conductas de indolencia. El desarrollo social insinúa de forma a veces imprecisa la necesidad de encontrar modelos nuevos de relaciones, pero estas todavía no están plasmadas.

Quien se enferma lo hace porque al tener que resolver una exigencia, sus elementos disposicionales y actuales se intrincan con un contexto grupal que no es continente del conflicto.

El nivel de ansiedad instalado en la estructura y no elaborado, altera todo mecanismo y asunción de roles y así pierden su carácter adaptativo.

El enfermo desempeña un rol, es el portavoz, emergente de esa situación total.

El paciente es depositario que se hace cargo de diferentes aspectos patológicos depositados por cada uno de los otros miembros.

Desde la prehistoria, se tiene conocimiento de que el hombre sabía, conocía perfectamente los efectos analgésicos de las llamadas drogas naturales.

Actualmente la cantidad de drogas con que se cuenta es inmensa. A las drogas naturales, tenemos que agregar millares de sustancias sintéticas.

Si queremos definir a la toxicomanía como vicio, estamos diciendo algo así como que uno cada cuatro seres humanos es vicioso.

Existe en general, todavía, gran ignorancia con respecto a la causalidad que lleva hacer uso de drogas.

Según la situación, el lugar, la cultura, una misma droga puede producir diferentes efectos; de esto se infiere que es necesario estudiar tanto a las personas que usan drogas, como también las circunstancias en las que el uso de las drogas cuenta con la aprobación de los demás.

No podemos admitir que tanto en jóvenes como en adultos, la necesidad de evasión parece ser causa cada vez más relevante de inclinación al consumo de drogas. Pero también es cierto que en estos casos tienden a recurrir a drogas tradicionalmente aceptadas por la sociedad de la cual forman parte.

Puede decirse que el uso de drogas no tradicionales o nuevas, es decir no aceptadas socialmente, es una conducta característica de los jóvenes.

La característica fundamental del usuario, es sucumbir a una compulsa que lo hace depender de la droga.

Creada esta situación podemos hablar de una predisposición especial en el individuo que reproduce un síntoma de satisfacción del arcaico anhelo oral, que a la vez implica necesidad de seguridad y de conservar la autoestima. Luego, la adicción no reside en el efecto químico de la droga, sino en la estructura psicológica del paciente.

Se puede decir, que en la actualidad, hay consenso acerca de que cualquier propaganda de tratamiento, para ser eficaz, debe abarcar no sólo la desintoxicación controlada, sino también tratamiento psicológico, social, supervisión, evaluación periódica y orientación sobre la reincorporación del toxicómano a la sociedad.

Si tratamos el caso del adicto propiamente dicho, no se logrará la abstinencia total de la droga sino a través de un tratamiento integral.

El profesional debe hacer visible al paciente lo que éste no puede ver. Su trabajo es organizar las funciones del paciente y además trabajar para el devenir. Importa fundamentalmente tratar el impulso que lo obliga a ingerir.

Primero cabe formarse una idea clara de la dificultad principal del paciente: si es que no puede alejarse de la droga por el impulso o es la droga que evita que la personalidad del adicto en crisis o es la misma droga que permite al paciente evitar su soledad, pues ella lo mantiene unido a un grupo de pertenencia.

Hay que trabajar con el paciente, lo que lo llevo a esto, que lo motivo hacia la huída de la realidad.

La curación no depende solo de él, sino de la familia, la sociedad y el entorno que lo rodea. ( Psi. Patricia Bustos )

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