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Patricia B. Bustos Psicoanalista /Coordinadora de grupos terapeúticos/ Prof. Enseñanza Común y diferencial / Mediadora Judicial / Voluntaria y Socia Activa de Mèdicos del Mundo

miércoles, 4 de junio de 2008

Clinica de La Vida Conyugal

Unión de Agua y Tierra - Pieter Rubens

CLINICA DE LA VIDA CONYUGAL I

Bigamia

Freud parte de la impotencia en el hombre, que no es falta de erección, sino también eyaculación precoz o falta de satisfacción.

Los hombres son normalmente impotentes porque, la vida erótica esta separada en dos corrientes: 1-

La sexual y la tierna, que son efectos de barrera contra el incesto, no puede hacer coexistir estas dos corrientes, el objeto de amor y el deseo están separados y que al menos en el caso de la vida conyugal una sola mujer no puede soportar, necesita de dos mujeres, dos personas, dos síntomas.

Que clase de síntoma encontraríamos en un final de análisis para ser libres: no hay que tenerle tanto respeto a la mujer y familiarizarse con la representación del incesto, con la madre y con la hermana.

Cada sujeto que llega al verdadero final de análisis es una nueva entidad clínica.

Freud: un final de análisis tendría que hacer coincidir estas dos corrientes. Se trata de la madre adorable y la dirne, puta. Para el dicho macho la puta pertenece a cualquiera incluyendo al padre, este toca con su índice a la madre, y dice esta no, todos aquellas si entonces tanto la madre como la dirne, están tocadas por el padre. Detrás de toda mujer esta el padre.

CLINICA DE LA VIDA CONYUGAL II

Aparece el cónyuge para dar a conocer la realidad del otro que no habla.

Como que interesa la verdad, no la realidad. No sé concibe una vida conyugal con la clínica.

¿Que clase de terapia conyugal es posible?

Si en el matrimonio hay goce, no es sexual.

Síntomas: celos, infidelidad, impotencia, frigidez. 1ra tesis, el matrimonio como institución es una situación patógena no reconocida como tal. ¿Que supone que la mujer tome el nombre del marido ¿ El orden simbólico fuerza una situación, empuja hacia una identificación de los cónyuges, a una identidad, dispositivo paranoico ( hacer dos en uno ).

Consecuencias sobre la Mujer, borramiento de la alteridad en el matrimonio que muchas Mujeres conquistan fuera de el.

Vínculo con la imagen del otro, es que se advierte en una separación (alguna le falta algo, esta descompleta).

Supone una subjetivación a través del otro, va en detrimento de la relación sexual.

Desde el Hombre, esta identificación, desde el punto de vista sexual, el deseo, la actividad es más corta.

Bigamia, de esta bifurcación entre el amor y el deseo, por un lado, recobra la alteridad, por el otro busca el deseo.

¿Porque generalmente el Hombre vuelve a su Mujer y no a su amante?

2 da tesis, el matrimonio se organiza entorno a un punto de imposibilidad.

En la vida conyugal no se puede hablar de fracasos, porque de entrada se trata de realizar lo imposible. Poder incluirnos, ser uno, ese es el punto de imposibilidad.

Llegar al matrimonio de tal manera que la esposa se convierta en madre.

El Hombre es extraordinariamente fiel, lo que no quita que sea monógamo, sino monótono.

La Mujer es poligámica.

Celos: que para el Hombre, la Mujer es la de todos, en primer lugar infidelidad, el objeto goce esta en otro lado.

Muchas veces a una Mujer una relación ilícita le devuelve la alteridad pérdida con el lazo conyugal.

El amor suple la ausencia de la relación sexual.

El amor apunta al ser, o sea, a lo que en el lenguaje es más esquivo: el ser que por poco, iba a ser, o el ser que, por ser, justamente sorprende.

Lo que suple a la relación sexual en cuanto inexistente, hay que articularlo justamente según el para – ser.

Es evidente que en todo lo que se aproxima a esta relación, el lenguaje sólo se manifiesta por su insuficiencia.

El Otro como lugar de verdad, es el único lugar.

No somos más que uno. De allí parte la idea del amor.

El amor esta en relación con el Uno, nunca saca a nadie de sí mismo.

El problema es como puede haber amor por otro.

Ese Uno con que todos se llenan la boca es de la misma índole de ese espejismo del Uno que uno cree ser.

El deseo del sujeto es el amor.

El Hombre es quien aborda a la Mujer o cree abordarla, solo aborda la causa de su deseo. El acto de amor es eso. Hacer el amor, es poesía.

Pero hay un abismo entre la poesía y el acto. El acto de amor es la perversión polimorfa del macho, y ello en el ser que habla.

La Mujer no toda, al ubicarse en el goce fálico, no hay La Mujer por el no toda.

Sólo hay Mujer excluida de la naturaleza de las cosas que es la de las palabras, y hay que decirlo: si de algo se quejan actualmente las Mujeres, es de eso, sólo que no saben lo que dicen, allí reside la diferencia.

Ninguna se aguanta ser no toda.

El Hombre de pueblo, llama a la Mujer doña, eso quiere decir que el es el pisado.

El goce fálico la llena.

Hay un goce que ella conoce y que no les ocurre q todos (frigidez).

Goce = Placer

De la Mujer nada puede decirse, el Hombre goce fálico, ¿que es ¿ la masturbación: el goce del idiota.

El discurso analítico (goce) habla de amor.

La única cosa más o menos seria que pueda hacerse es una carta de amor.

Alma no se puede cuestionar al igual que el sexo por si solo es homosexual, amor cuando se refiere al otro.

El amor cortes sigue siendo enigmático.

En lo sexual solo encontramos mortalidad.

El amor es imposible, la relación sexual no existe, el interés por el Otro no disminuye.

Mientras más se preste el Hombre a que la Mujer lo confunda con Dios, con lo que ella goza-odia, amor sin odio, menos ama.

El deseo se inscribe en lo corporal porque no cesa de inscribirse.

El análisis vino a anunciarnos que hay saber que no se sabe, un saber que tiene su soporte, un sueño, se lee en lo que se dice de el.

El sujeto resulta que este saber ha de ser aprendido, y aún tener un precio, es decir que su costo es lo que se evalúa. No como cambio, sino como uso. El saber vale exactamente lo que cuesta, es costoso, porque uno tiene que arriesgar el pellejo.

Hay que despedirse del padre cuando se aspira a un Hombre, una Mujer busca sustituto.

Un Hombre, como se dice, aparece. Nada del otro mundo: una mirada, una atención, una sonrisa, algunas palabras en el ascensor.

El Hombre es un estrago. Se ha sentido poderosamente atraída por él y a la vez se espanta, lo esquiva, se sustrae a la escena de amor, se reprime. Es un delirio de la histérica, una Mujer vacila entre el nombre y el Hombre, usted ha hecho una elección.

El marido es un sustituto, un cambio de objeto.

El devenir mujer de la niña es un largo y lento duelo.

Deja caer la madre, y se vuelve hacia el padre.

Una Mujer que elige entre su padre y su sexo.

Tratándose del padre es preciso perderlo.

La patología de las Mujeres es sumamente simple: tristeza, histeria, paranoia y Mujeres normales.

Siempre hay que poner en primer plano su vocación de macho.

Por eso se convierte en la esposa ideal del obsesivo.

¿El padre es el síntoma por excelencia de la enfermedad de las mujeres, porque?, porque la niña, en verdad nunca deja al padre. El macho es un segundón.

La histérica exige, pues, la verdad del Otro y el papel de un padre que venga a remediar sus males.

La vida erótica de la cornuda: es mío, él me ama. Esta convicción no la abandona jamás.

El marido no se comporta como es debido. No sabe lo que hace.

Así es como se quedan solas.

Propia del domicilio conyugal, la escena de celos viene después. Para la Gritona, la otra es una arrastrada, experta en las artes y oficios del amor.

Freud nos invita a desear y no a copular.

Es un transporte amoroso. Hay un amador y un amable: es lo que se llama transferencia. (Psi. Patricia Bustos)

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