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Patricia B. Bustos Psicoanalista /Coordinadora de grupos terapeúticos/ Prof. Enseñanza Común y diferencial / Mediadora Judicial / Voluntaria y Socia Activa de Mèdicos del Mundo

sábado, 26 de junio de 2010

Rubén Darío

Reseña biográfica

Poeta nicaragüense nacido en Metapa, hoy Ciudad Darío, en 1867. Fue, sin duda alguna, uno de los poetas hispanoamericanos que más decididamente cambió el rumbo de las letras hispánicas. Publicó sus primeros versos a los once años, y a finales del siglo XIX, ya consagrado, publicó "Azul", obra con la que se inició «oficialmente» el Modernismo Hispanoamericano. Al final de su vida se hundió en un ambiente bohemio, muriendo olvidado por todos en 1916।

Rubén Darío

A Margarita Debayle

Margarita está linda la mar, y el viento, lleva esencia sutil de azahar; yo siento en el alma una alondra cantar; tu acento: Margarita, te voy a contar un cuento: Esto era un rey que tenía un palacio de diamantes, una tienda hecha de día y un rebaño de elefantes, un kiosko de malaquita, un gran manto de tisú, y una gentil princesita, tan bonita, Margarita, tan bonita, como tú. Una tarde, la princesa vio una estrella aparecer; la princesa era traviesa y la quiso ir a coger. La quería para hacerla decorar un prendedor, con un verso y una perla y una pluma y una flor. Las princesas primorosas se parecen mucho a ti: cortan lirios, cortan rosas, cortan astros. Son así. Pues se fue la niña bella, bajo el cielo y sobre el mar, a cortar la blanca estrella que la hacía suspirar. Y siguió camino arriba, por la luna y más allá; más lo malo es que ella iba sin permiso de papá. Cuando estuvo ya de vuelta de los parques del Señor, se miraba toda envuelta en un dulce resplandor. Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho? te he buscado y no te hallé; y ¿qué tienes en el pecho que encendido se te ve?». La princesa no mentía. Y así, dijo la verdad: «Fui a cortar la estrella mía a la azul inmensidad». Y el rey clama: «¿No te he dicho que el azul no hay que cortar?. ¡Qué locura!, ¡Qué capricho!... El Señor se va a enojar». Y ella dice: «No hubo intento; yo me fui no sé por qué. Por las olas por el viento fui a la estrella y la corté». Y el papá dice enojado: «Un castigo has de tener: vuelve al cielo y lo robado vas ahora a devolver». La princesa se entristece por su dulce flor de luz, cuando entonces aparece sonriendo el Buen Jesús. Y así dice: «En mis campiñas esa rosa le ofrecí; son mis flores de las niñas que al soñar piensan en mí». Viste el rey pompas brillantes, y luego hace desfilar cuatrocientos elefantes a la orilla de la mar. La princesita está bella, pues ya tiene el prendedor en que lucen, con la estrella, verso, perla, pluma y flor. * * * Margarita, está linda la mar, y el viento lleva esencia sutil de azahar: tu aliento. Ya que lejos de mí vas a estar, guarda, niña, un gentil pensamiento al que un día te quiso contar un cuento.

4 comentarios:

Nakrama dijo...

Precioso poema. El amor siempre perdura, incluso en el más allá.
Un saludo desde Canarias

escuchando palabras dijo...

Nakeama, to te saludo desde mi ciudad rosarina, besos

Anónimo dijo...

Esta poesía era mi preferida a los 6 años, estaba en los libros de educación primaria y la leía y la leía. Hoy al encontrarla aquí, no puedo más que agradecerlo por la evocación de esas imágenes y momentos, aunque me quedo con una sensación de cierta tristeza.
Saludos
Transferenciada en desvelo.

escuchando palabras dijo...

Hola...escuchando te ha movilizado a una epoca tuya, me alegro q coincidamos en lo bueno q es este gran poeta...no te quedes triste...q nada te haga perder la sonrisa, besos