Datos personales

Mi foto
Patricia B. Bustos Psicoanalista /Coordinadora de grupos terapeúticos/ Prof. Enseñanza Común y diferencial / Mediadora Judicial / Voluntaria y Socia Activa de Mèdicos del Mundo

martes, 27 de octubre de 2009

Frente al Espejo

Mujer Espejo - Anònimo
Es casi seguro que todos los días, por lo menos una vez, nos miramos al espejo. Nos miramos, ¿pero en realidad nos vemos? ¿Nos tomamos el tiempo y la molestia de mirarnos a los ojos, profundamente, para tratar de percibir qué es lo que hay en el fondo de ellos?
¿Qué es lo que nos transmiten? ¿Sabemos realmente el colorido que tienen en ese momento? ¿Están expresando curiosidad, alegría, bronca o temor? ¿Qué es lo que hace que todos tengamos ojos diferentes, no solamente en cuanto a color, forma, etc.?
Creo que ha llegado el momento en que realmente nos tenemos que mirar a los ojos, no solamente en la forma que utilizamos en la vida cotidiana, sino con todo nuestro corazón, tratando de mirar hacia adentro para descubrir nuestro Interior.
Para conocer nuevamente ese Interior, tendremos que mirarlo con los ojos del corazón. Al principio veremos un cuerpo físico, pero debemos penetrar más allá de la forma física, más allá de los ojos físicos, y dentro de ellos, a través de la energía que fluye por la mirada, reconoceremos a ese Ser como el antiguo compañero milenario.
El amigo eterno que nos ama profundamente y sin condiciones. Un ser que nunca nos ha abandonado, aunque nosotros nos hayamos olvidado de su presencia. Cuando nos miramos en el espejo, cada día, por detrás de nuestros ojos físicos, ese eterno Amigo nos mira con infinito amor y sin juzgar. Aprendamos a reencontrarlo cada vez que nos encontremos, en el espejo, con el reflejo de nuestros propios ojos. Imagínense mirándose al espejo.
¿Quién es esa persona?... ¿Qué están viendo?... ¿Qué expresión existe en sus ojos?... ¿Hay tristeza en ellos?... Preguntémonos como si la imagen que vemos en el espejo fuese de otra persona: “¿Quién eres tú?”
Sientan la respuesta en su propio corazón. Abramos nuestra alma y contemplémosla. Este Ser nos va a contar la historia de nuestra vida. Acompañémoslo. ¿Cuáles son sus temores y ansias?
Osemos penetrar en la intimidad de esa persona para ver la inocencia, la timidez y la vulnerabilidad de nuestro interior. Poco a poco, notaremos que ese rostro se transforma, a veces se endurece, otras se ablanda... A veces hombre, otras mujer... A veces feo/a, otras bonito/a...
Tomemos conciencia de nuestros sentimientos a medida que contemplamos ese rostro. Agudicemos nuestra percepción más allá de nuestras proyecciones. Entremos en contacto. Todo lo que hemos buscado o buscamos fuera de nosotros mismos lo vamos a encontrar en esos ojos que alcanzan lo más profundo del corazón. Descubramos la dignidad, la grandeza, la paz y la luz que irradian esos ojos. Debemos permitirnos sentir la emoción de ese encuentro esencial, el lujo de esa emoción tan profunda. (Psi. Patricia B. Bustos)

No hay comentarios: