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Patricia B. Bustos Psicoanalista /Coordinadora de grupos terapeúticos/ Prof. Enseñanza Común y diferencial / Mediadora Judicial / Voluntaria y Socia Activa de Mèdicos del Mundo

viernes, 22 de mayo de 2009

El Peso de la Culpa

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“Si no te tomas la sopa tu mamá se va a poner muy triste”, “si sigues saliendo con ese chico no podremos soportar la vergüenza”, “mi fracaso en los estudios se debe a que ustedes solo hablan de divorciarse”, “para olvidarnos de este problema (que sé que causé yo) vayámonos de viaje”. ¿Suena familiar? Por supuesto. Ay, si hubiera hecho esto así …. en vez de como lo hice. Si yo no le hubiera contestado eso a mi madre, ella… No conseguí el empleo, la culpa es mía por haber (o no haber…) Yo debería haber hecho tal cosa… …
¡Todo esto pasa por mi culpa!
¿Te das cuenta del mecanismo? Revives en el presente algo que te molestó del pasado, y eso te imposibilita disfrutar de este momento, o enfrentarte a él con toda tu energía. No me refiero a volver a situaciones vividas en las que consideramos que podríamos haber actuado de otro modo para aprender de ellas y que ese saldo positivo sea un estímulo en nuestro crecimiento personal.
Me refiero a lacerarse o martirizarse por una conducta que tuvimos en el pasado, en lugar de adoptar una actitud más comprensiva y relajada.
La capacidad de sentir culpa la tenemos todos. Hay personas que no necesitan utilizarla, y otras que aprenden a desarrollarla en el entorno de su hogar. Hay familias de culposos, donde los niños, al recrear los patrones de conducta de sus padres, adoptan este mecanismo en forma sistemática. Culpan a otros por hechos de los que tendrían que hacerse responsables. O, peor aún, asumen todo lo que les pasa en la vida con culpa. Ellos causaron todos los males con su proceder (o con su no proceder). Estas personas llegan a experimentar culpa hasta por cosas sin sentido.
El psicoanálisis revela que todos sienten culpa, que la culpa nos puede amargar la vida y que el sentimiento de culpa es el que nos impulsa a intentar reparar nuestros errores. Es importante distinguir entre responsabilidad y culpa.
Responsabilidad es la capacidad de responder por las consecuencias de nuestras acciones y también por otros hechos que no se relacionan con nosotros. En tanto que la culpa es la que se atribuye a alguien como causante de un daño o delito, independientemente de la responsabilidad que asuma.
La culpa que sentimos es el resultado del propio juicio, entre lo que hemos hecho y lo que creemos que deberíamos haber hecho. Los sentimientos propios de culpa llevan a la idea de castigo y la culpa ajena, a la venganza.
El psicoanálisis nos muestra que cargamos con la culpa para no sentirnos impotentes. Porque la omnipotencia consiste en creer que podemos evitar todos los hechos. Las cosas son como son y no como queremos que sean, o nuestro ideal, que se rige por nuestros valores y nuestra moral que es el conjunto de normas éticas con las cuales nos identificamos.
Los ideales se obtienen de las experiencias sufridas de fracaso (esto no se debe hacer, lo otro tampoco). Los valores son principios que orientan la conducta y sin ellos la vida no es posible, pero si los aplicamos rígidamente, sin la suficiente flexibilidad, nos pueden hacer la vida imposible.
La autoestima se relaciona con la culpa, y es inversamente proporcional a ella, porque cuanto más culpa se sienta menor será la autoestima. El ideal ha incorporado las tradiciones y costumbres de la sociedad, las pautas de la clase social, las figuras de autoridad, la gente que se respeta y admira, y representa una influencia inconsciente que nos exige su cumplimiento y es con respecto a ese ideal que experimentamos culpa o autoestima.
La culpa se alivia proyectándolas sobre las personas más allegadas que son las que nos reprochan. Los sentimientos del deber que producen culpa son aquellos que no han sido satisfechos en su tiempo y forma, pues la esencia de todo ser humano es cumplir sus ideales. Pero con respecto a las culpas por lo que hemos hecho que ya no se puede reparar, hay que aprender a vivir con ellas, dejarlas atrás y hacer el duelo.
Piénsalo… estás acá, en este lugar, en este preciso instante, hoy… un día que puedes disfrutar a pleno, y en el que tienes la posibilidad de comenzar a encontrar todo lo que necesitas para ser feliz. Créeme que tomar la decisión de deshacerte de mecanismos tan inútiles ejercerá una influencia maravillosa en cada uno de tus días. (Psi. Patricia B. Bustos)

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