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Patricia B. Bustos Psicoanalista /Coordinadora de grupos terapeúticos/ Prof. Enseñanza Común y diferencial / Mediadora Judicial / Voluntaria y Socia Activa de Mèdicos del Mundo

lunes, 5 de julio de 2010

Ernesto Sábato

País: Argentina Nacimiento: Buenos Aires, 24 de Junio de 1991 Carreras de Humanidades Descubre la Carrera que Siempre Soñaste. Universidad de Prestigio. Escritor y ensayista argentino, de padres inmigrantes italianos, nació el 24 de junio de 1911. Estudia ciencias en la Universidad de La Plata. En 1930 inicia su militancia política; al año siguiente se afilió al partido comunista, del que llegó a ser secretario general de las juventudes, del que renuncia a los pocos años en medio de una profunda crisis ideológica.Profesor del Instituto de Física en La Plata, así como investigador, se desplaza con una beca al Instituto Curie de la capital francesa para desarrollar sus actividades en el campo científico sobre radiaciones atómicas.Defiende la religión como punto de contacto del ser humano con un mundo superior, ultraterreno, que escapa a las limitaciones materiales; muy aficionado a lo esotérico y misterioso, por extraño que parezca.Una de sus mejores novelas la publicó en 1948 (El túnel), que trata de un hombre que recurre al crimen como única salida a su radical incomunicación con los demás. Un joven pintor que, al enamorarse, es víctima de sus celos enfermizos. El autor se interna en los íntimos vericuetos de los personajes, en los que anidan las insatisfacciones de su entorno social.Uno de los pocos detractores del peronismo en aquellos tiempos, donde en un ensayo pone negro sobre blanco: “El motor de la historia es el resentimiento que se acumula desde el indio, el gaucho, el gringo, el inmigrante hasta conformar el germen del peronista, el principal resentido y olvidado”.Entre otros galardones, recibió en el año 1984 el “grande” de la literatura hispana, el Miguel de Cervantes. Premio Miguel de Cervantes 1984
El túnel (fragmento)" Fue una espera interminable. No sé cuanto tiempo pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal de los relojes, que es ajeno a nuestros sentimientos, a nuestros destinos, a la formación o al derrumbe de un amor, a la espera de una muerte. Pero de mi propio tiempo fue una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un río oscuro y tumultuoso a veces, y a veces extrañamente calmo y casi mar inmóvil y perpetuo donde María y yo estábamos frente a frente contemplándonos estáticamente, y otras veces volvía a ser río y nos arrastraba como en un sueño a tiempos de infancia y yo la veía correr desenfrenadamente en su caballo, con los cabellos al viento y los ojos alucinados, y yo me veía en mi pueblo del sur, en mi pieza de enfermo, con la cara pegada al vidrio de la ventana, mirando la nieve con ojos también alucinados. (...)A veces volvía a ser piedra negra y entonces yo no sabía qué pasaba del otro lado, qué era de ella en esos intervalos anónimos, qué extraños sucesos acontecían; y hasta pensaba que en esos momentos su rostro cambiaba y que una mueca de burla lo deformaba y que quizá había risas cruzadas con otro y que toda la historia de los pasadizos era una ridícula invención o creencia mía y que en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad.(...)Yo no decía nada. Hermosos sentimientos y sombrías ideas daban vueltas en mi cabeza, mientras oía su voz, su maravillosa voz. Fui cayendo en una especie de encantamiento. La caída del sol iba encendiendo una fundición gigantesca entre las nubes del poniente. Sentí que ese momento mágico no se volvería a repetir nunca. -Nunca más, nunca más- pensé, mientras empecé a experimentar el vértigo del acantilado y a pensar qué fácil sería arrastrarla al abismo, conmigo. "

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