Te has sentido alguna vez con un nudo en la garganta ¿Que te impide hablar? Te has propuesto una mascara para no mostrar tus Sentimientos frente a alguien más, más para verte más fuerte ¿Te has prohibido llorar?
La mayoría de las personas tenemos muchos prejuicios acerca del llanto. “Si lloras es porque eres débil”, “Llorar es sólo para las mujercitas”, “¿por qué lloras? ¡Ya madura!”, “Son niñerías”, “Lágrimas de cocodrilo”, “No me vengas con chantajes”… Son algunas de las frases que la gente dice cuando ve a un adulto llorar. Pero, ¿qué tan ciertas son?
¿Es malo llorar?
Normalmente se llora de desesperación, de tristeza, de desaliento, de dolor, se llora de sufrimiento, de miedo, de recelo, de impotencia, de desilusión, se llora de desconsuelo, de abatimiento, de cansancio, de duda, de indecisión. Lágrimas, sollozos, gemidos, suspiros, lamentos, que te ahogan, que te matan, que te asfixian, que te oprimen, que te esclavizan, que no te dejan ver, que no te dejan respirar, no te dejan reír sonreír ni brillar.
Diremos entonces que es malo llorar…pero…¿Y si no sintiésemos nunca esa necesidad? ¿Si no nos desesperáramos, no dudáramos, no nos cansáramos, ni tuviésemos miedo a avanzar? ¿Merecería la pena caminar? Si todo fuese un camino de rosas, si todo fuese andar sin mirar por donde vas, si todo fuese no equivocarse, si no hiciera falta mirar atrás, si solo hubiera un camino sin bifurcaciones, sin cruces, sin atajos, si las dudas no te empezasen a asaltar, valdría la pena caminar? El llanto es una herramienta que en etapas tempranas nos ayuda a dar a conocer nuestras sensaciones básicas: hambre, dolor, sed, temor… por lo que se convierte en una actividad básica para la propia supervivencia. Todo el mundo sabe que cuando alguien llora es por tristeza o por algún problema, aunque en ocasiones también se llora de felicidad. Pero la realidad es que el llanto forma parte de un mecanismo de limpieza, depuración, activación de todo el organismo. Asimismo, es una reacción ante diversas situaciones para alertar a los que nos rodean como una especie de alarma.
No todos tenemos la misma forma ni los mismos motivos para llorar, algunos son más sensibles que otros y además considero que el tiempo y las diferentes situaciones que nos presenta la vida son factores que nos hacen más fuertes y nos permiten distinguir las cosas por las que vale la pena llorar, o no.
Nadie llora eternamente. Pero no porque el llanto se acabe, no porque se agote. El llanto es como el fuego, lo consume todo. Cuantas más cosas hay a su alcance más brilla y calienta, más poderoso es y más poderoso se muestra a quien lo observa.
Es por eso que el que sufre, deja de llorar sólo cuando ya no hay ni sentimientos, ni recuerdos, ni deseos, ni tampoco esperanza alguna que se pueda quemar. En esa su última agonía es cuando los rescoldos de lo que fue una imponente llama luchan por conservar su último brillo de fuego. Éste sólo cesará al consumir por completo hasta la última partícula.
Entonces, sólo entonces, Esa Persona deja por fin de llorar. No hay nada ya en su interior que pueda arder en la llama del llanto. (Psi. Patricia B. Bustos)
2 comentarios:
me agradan estas ..cosas que escribes :)
gracias dani es intentar darle un vueltita al tema y a la reflexion, besos
Publicar un comentario