Dos monjes tenían una discusión a la orilla del río. El maestro, que en ese momento pasaba, se acercó a ellos y les preguntó sobre que se trataba su debate. "Estábamos mirado aquél árbol, y dije que las hojas se movían, pero mi compañero dice que es el viento el que se mueve", dijo uno de los monjes.
El maestro miró al árbol, luego a sus discípulos y les dijo, "es su mente la que se mueve".
El maestro miró al árbol, luego a sus discípulos y les dijo, "es su mente la que se mueve".
10 comentarios:
Una mente trabajando le da una fuerza superior a los sentidos, permite ver más allá de lo evidente, crear conjeturas, teorías, hallar respuestas, encontrar más preguntas y aunque se puede caer en el error, no importa, porque errar es solo una parte del natural proceso que significa usar nuestra mente y agudizar nuestros pensamientos para llegar al acierto.
¡Saludos!
Sin dudas; esa es una de las deudas más grandes de la humanidad consigo misma,
no comprender donde acaban las cosas, y sobre todo, cual es el comienzo de las fuerzas, la punta del ovillo.
Abrazo.
Un mismo hecho, observado al mismo tiempo por diferentes personas, tiene diferentes miradas.
Uno de los grandes dilemas! Un abrazo
Heráclito y Parménides...antes de Sócrates...
Abrazos con el olor de unas rosas
Hola Juan, totalmente de acuerdo contigo, como se dice vulgarmente el trabajo dignifica, besos
Juan O y vaya q lo es, pero es la vida misma y solo nos queda transitarla, besitos
Maria C, muchas veces las distintas opticas mejoran la vida, besos
jja...Si!!! nos leemos, Lapis besobeso
Hermosos abrazos, Manu, buena semana para ti! besitos
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