Parece ser que en nuestra infancia alguien omitió deliberadamente enseñarnos a decir que no. Aunque parece ser un problema generalizado en nuestra cultura.
Generalmente quienes no se atreven a decir que no son los mismos que no se atreven a pedir. Esperan que sean los demás quienes adivinen sus necesidades, sin necesidad de pedir, y no se atreven a decir que no cuando alguien les pide algo.
Tanto el no pedir y esperar que sean los demás quienes adivinen nuestras necesidades como no atrevernos a decir que no, generan en el ser humano un terrible sentimiento de desamor. Y esto ocurre porque en esas situaciones la persona confunde dos cosas completamente diferentes: alguien puede quererte mucho y, sin embargo, no adivinar tus necesidades. Alguien puede quererte mucho y, sin embargo, aceptar que le digas que no a algo concreto. Alguien puede quererte mucho y, sin embargo, puede decirte que no a algo que le pides. Adivinar necesidades o decir que no nada tiene que ver con el amor o con la aceptación. No dices que no a la persona, sino a una petición concreta.
¿Por qué nos cuesta decir que no? Son varias la razones: la búsqueda de aprobación, la preocupación por ayudar a los demás a la espera de que éstos hagan lo propio con nosotros en el futuro, la evitación de las situaciones de confrontación, etc.
No saber decir que no supone entrar en un círculo vicioso del que resulta difícil escapar. Cada vez nos comprometemos a hacer más cosas: en el trabajo, en casa, en nuestro círculo de amistades ¿Podremos mantener todas las promesas que hemos hecho? ¿Hasta cuándo vamos a poder sostener este ritmo?
No olvides que para conseguir tus objetivos es muy importante decir "no" de forma asertiva, respetando los sentimientos y las opiniones de los demás. (Psi. Patricia B. Bustos)
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario