Los hippies fueron la cultura más importantes de la década del sesenta. Esta ideología nació como una crítica y rechazo a la sociedad de consumo, al materialismo, a la violencia, al racismo. Los hippies formaron una especie de contracultura, donde los valores que primaban eran el amor, la libertad de la naturaleza y el espíritu, de ahí la famosa y trillada frase: “Hagamos el amor y no la guerra”. Para ellos, no había mitos ni tabúes, nada estaba prohibido, y fue justamente este exceso de libertad el que dio rienda suelta al consumo de drogas, en cualquier momento y en cualquier lugar. Su aspecto siempre descuidado, que desde lejos delataba una “enemistad” con el agua y el jabón, manifestaba un desacuerdo con el consumismo desenfrenado, mientras que sus cabellos largos y al viento contradecían la engominada formalidad. Los motivos de sus ropas sueltas y de telas livianas copiaban a la cultura africana, al igual que sus pulseras, aros y collares que siempre colgaban en gran cantidad. Otra de las características de estos liberales era su amor por la naturaleza, de ahí que el símbolo que los identifica sea la flor. “En realidad el hippie, desapareció a fines de los sesenta, hoy en cambio se han adoptado algunos de los rasgos más típicos de su vestimenta, pero otras se han modificado: desaparecen los pantalones patas de elefante, las cinturas altas cambian por el tiro bajo, las camisas dejan de ser tan anchas para poder marcar un poco más la figura. El estilo se ha modernizado, se ha hecho más elegante, de ahí el aditivo del “chic”.
2 comentarios:
Hola Patricia lindo relato, ha desaparecido todo ese encanto....
hace unos mese en una fiesta estaba la Negra Poly de la Cofradia de la Flor Solar, totalmente cambiada
Un abrazo
gracias Lapis!
Publicar un comentario