Datos personales
- escuchando palabras
- Patricia B. Bustos Psicoanalista /Coordinadora de grupos terapeúticos/ Prof. Enseñanza Común y diferencial / Mediadora Judicial / Voluntaria y Socia Activa de Mèdicos del Mundo
lunes, 30 de marzo de 2009
Por Qué Nos Enojamos
Cuento: Las Enseñanzas de Don Juan
Cada camino es uno entre un millón.
Por ende, no hay que olvidar que un camino no es más que eso. Si piensas que no debes seguirlo, no te quedes en él bajo ninguna circunstancia.
Un camino no es más que un camino.
Que lo abandones cuando tu corazón así te lo indique no significa ningún desaire a ti mismo ni a los demás. Pero tu decisión de seguir esa senda o apartarte de ella no debe ser producto del temor ni la ambición.
Te advierto: examina cada camino atentamente. Pruébalo tantas veces como te parezca necesario.
Luego hazte esta pregunta: ¿Tiene corazón este camino?
Todos los caminos son iguales, no llevan a ningún lado. Atraviesan la maleza, se internan o van por debajo de ella.
Si ese camino tiene corazón, entonces es bueno. De lo contrario, no te servirá de nada (Autor Carlos Castaneda). (Psi. Patricia B Bustos)
Cuento : Amistad Para Siempre
Una de las preguntas que de niña me formulaba con frecuencia era: "¿A donde van los gorriones cuando mueren?".
En aquel entonces no conocía la respuesta y todavía me intriga. Ahora, cuando veo un pájaro muerto, silenciado por alguna fuerza maligna, se que no ha muerto. Alguien lo mato: se lo llevaron los elementos, como alma perdida en la noche. Cuando tenía seis anos, mi mejor amigo era un chico de la misma cuadra. Solíamos jugar en mi arenero, conversando de cosas que los adultos habían olvidado hacia mucho tiempo: sobre no crecer jamás, por ejemplo, o sobre los monstruos que había bajo la cama y en los armarios oscuros.
Se llamaba Tommy, pero yo le decía Gorrión, porque era menudo para su edad. Resulta irónico pensar ahora ese nombre, porque el también murió. Recuerdo el DIA en que descubrí que Tommy iba a morir. Lo esperaba en el arenero, construyendo sin muchas ganas el castillo que habíamos empezado el DIA anterior. Sin Tommy, yo era solo media persona; por eso lo espere lo que me pareció una eternidad. Comenzó a llover. De pronto oí un "rintintin" lejano en la casa.
Unos diez minutos después salio mi madre, protegiéndose con un paraguas; aun tenia la cara mojada. Entramos juntas en la casa. En el umbral me volví a contemplar la lluvia que derribaba el castillo de arena construido por Tommy y por mí. Una vez dentro, con una taza de chocolate caliente en la panza, mi madre me llamo a la mesa. Me cubrió las manos con las suyas. Temblaban.
De inmediato comprendí que a Tommy le había sucedido algo malo. Ese algo se llamaba leucemia. Yo ignoraba que era, de modo que mire a mi madre con ojos confundidos, pero con el corazón apesadumbrado. Ella dijo que, cuando alguien se pescaba eso (mejor dicho, cuando eso pescaba alguien), se tenía que ir... Yo no quería que Tommy se fuera. Lo necesitaba conmigo. Al DIA siguiente quise ver a Tommy. Tenia que comprobar si era cierto.
Hice que el conductor del transporte escolar me dejara ante su puerta y no ante la MIA. La madre de Tommy me dijo que el no quería verme. Esa mujer no tenia idea de lo fácil que es herir a una pequeña. Me rompió el corazón como si fuera un trozo de vidrio barato. Corp. a casa, bañada en lágrimas.
Después llamo Tommy; me pidió que lo esperara en el arenero cuando nuestros padres estuvieran acostados. Y lo hice. No se lo veía distinto; algo más pálido, quizás, pero era Tommy. Y quería verme, si.
Mientras hablábamos de esos temas incomprensibles para los adultos, reconstruimos nuestro castillo de arena. Tommy dijo que podríamos vivir en uno como ese y no crecer jamás. Yo le CREI de todo corazón. Allí nos quedamos dormidos, envueltos en una autentica amistad, rodeados de arena caliente y vigilados por nuestro castillo.
Desperté poco antes del amanecer. Nuestro arenero era como una isla desolada, rodeada por un mar de césped, que solo se interrumpía en el patio trasero y en la calle. La imaginación de los niños no tiene fin.
El roció daba a ese mar imaginario un fulgor reflejo; recuerdo que alargue la mano para tocar esas gotas, para ver si el agua de mentirillas ondulaba, pero no fue así. Gire en redondo y Tommy me devolvió a la realidad con un respingo. Ya estaba despierto, contemplando el castillo. Me reuní con el y así nos quedamos, encerrados en la sobrecogedora magia que tiene un castillo de arena para los niños pequeños. Tommy rompió el silencio para decir: -Ahora voy a entrar en el castillo.
Nos movimos como robots, como si supiéramos lo que hacíamos; creo que, en cierto sentido, así era. Tommy apoyo la cabeza en mi regazo y dijo, soñoliento: -Ahora voy al castillo. Ven a visitarme. Allá estaré muy solo. Le prometí que lo haría, de todo corazón. Luego el cerro los ojos y mi Gorrión se fue volando, hacia el sitio en que (en ese momento lo supe) van todos los gorriones cuando mueren. Y allí me dejo, sosteniendo en los brazos un pajarito baldado, sin alma.
Veinte anos después volví a la tumba de Tommy para poner en ella un pequeño castillo de juguete. En el había grabado: "Para Tommy, mi Gorrión... Algún DIA iré a nuestro castillo para siempre". Cuando este lista, volveré al lugar donde estaba nuestro arenero para imaginar nuestro castillo de arena. Entonces mi alma, como la de Tommy, se convertirá en un gorrión para volar hacia el castillo, hacia Tommy, hacia todos los gorrioncitos perdidos: nuevamente una Nina de seis anos, que no crecerá jamás. (Anónimo) (Psi. Patricia B. Bustos)
martes, 17 de marzo de 2009
Saber Esperar
Tal vez la vida sea solo eso, una suma de pequeños instantes, que pueden o no formar grandes cadenas que hacen que todo lo que pase por nuestro alrededor tenga sus propias luces y colores, que hacen que la vida se llene con el sentido que da la esperanza de hacer que estos instantes sean perpetuos y hagan vivir un eterno momento.
Que difícil es entender que las cosas llegan a su debido tiempo.Cuántas veces se piensa en algo que se quiere llevar a cabo, se desarrolla un plan completo con un inicio que incluye el conocimiento teórico, una parte intermedia que incluye el desarrollo y una parte final que incluye el resultado que se desea. En fin, una serie de pasos que a nuestro criterio debe contener nuestro plan para que de resultado y, por supuesto, ese resultado nos satisfaga.
Todo en el papel puede parecer correcto e inclusive tener un ingenioso plan para llegar al objetivo pero muy a menudo ocurre algo que cambia totalmente el panorama y se empiezan a notar una serie de fallas que se traen al piso nuestro plan o conducen a un desenlace poco satisfactorio o no esperado, convirtiendo en poco tiempo a una buena idea en una desilusión en el mejor de los casos o en un gran problema.Este tipo de planes se desarrollan en muchos ámbitos que no sólo incluyen los negocios, pueden ser también a nivel personal pero la causa de la falla parece ser, a mi criterio, la misma: muy a menudo no sabemos esperar.
No todos los fracasos aparecen con los resultados o son notorios desde el inicio, muy a menudo empiezan a gestarse precisamente cuando las cosas están saliendo bien, al igual que con los negocios la codicia desatada por buenos resultados puede echar por tierra muy buenas relaciones personales.El valor de la estrategia está no sólo en lograr la victoria sino en conservar lo obtenido y saber esperar a que se presente la oportunidad para dar el siguiente paso o simplemente dar tiempo para disfrutar del momento teniendo la calma suficiente para no variar esa estrategia por la emoción de un buen resultado.
Ahí está el verdadero sentido de un triunfo, no es sólo ganar una batalla sino la guerra. Los buenos resultados, sobre todo si se dan muy temprano, pueden ser los causantes de un mal desenlace si no se tiene la madurez o la experiencia para saberlos manejar de forma que sirvan para conducir al resultado esperado o inclusive a un resultado aún mejor que el esperado.
El saber esperar a que las cosas se den a su debido tiempo agrega a una buena estrategia la solidez para que conduzca a una gran victoria, se debe entender que esperar no es sinónimo de quedarse dormido y nunca actuar, saber esperar significa aguardar al momento indicado para dar el siguiente paso, significa saber leer el libreto y comprender cuándo es tiempo de introducir otro factor en la escena.
Algo curioso sobre la estrategia en las relaciones personales y que tiende a diferenciarlas de los negocios es que en éstas relaciones el secreto puede estar en no esperar nada, si, simplemente no tener expectativas muy grandes que puedan cegar con idealismos que no permitan ver con claridad el horizonte, expectativas que a menudo crean una falsa idea sobre una persona y que no permiten ver la verdad tal cual es: no siempre lo que soñamos es lo que nos hará felices y eso se descubre intentando, fracasando y aprendiendo a esperar el momento justo para que las cosas se ocurran.
La paciencia es una de esas virtudes que ayudan a templar el carácter, pues es un estado anímico donde el individuo hace acopio de toda su fortaleza para enfrentar sus adversidades sin sufrir perturbación alguna; mientras que a contrario sensu, quién no es capaz de saber esperar y se acobarda ante situaciones adversas, es que no ha desarrollado a través de la voluntad, la virtud de la paciencia.
La paciencia es y debe de ser un acto cotidiano, debemos de practicarla día a día, pues es la única forma de cultivarla y engrandecerla. Es, como todas las virtudes, una poderosa arma contra la cobardía, lo que significa, de alguna manera, que es la esencia de la valerosidad.
Los hombres que saben ser pacientes, son de una sola pieza, no se intimidan fácilmente pues están seguros que tarde o temprano, con base en la perseverancia que los anima, lograrán el éxito en sus tareas cotidianas. Todo lo hacen con un ingrediente adicional, pues la paciencia no es una virtud que camina sola, la mayor de las veces siempre va acompañada de la capacidad de amar intensamente, siendo este el principal ingrediente para lograr su desarrollo. En sentido figurado, podemos decir que la paciencia es como una planta que se riega con amor y con ello se hace más grande y se fortalece.
Saber esperar es una virtud de sabios y una cualidad de hombres de estirpe valerosa, la cobardía no existe en su diccionario cotidiano y lo más importante es que junto a la virtud cardinal de la paciencia, tienen la virtud teologal de la esperanza. ¿Y vos, sos paciente? (Psi.Patricia B Bustos)
domingo, 8 de marzo de 2009
Me enamore de mi Psicólogo / a
martes, 3 de marzo de 2009
Consejos de Un Padre
Quiero darte directamente algunos consejos:
*No quiero que vayas a la universidad a encontrar marido. *Quiero que te superes, no que obedezcas. *No tienes obligación de tener hijos. *Cuando elijas una carrera, espero que sea una en la que puedas servir a un alto propósito, en la que puedas beneficiar a la humanidad, sin considerar la ganancia personal. *Espero que puedas evitar asumir el papel convencional de ama de casa. Es horrible. Puedes gozar de tu hogar y compartir su felicidad sin convertirte en una fregona sin personalidad. Debes abandonar, rápidamente, a cualquier hombre que te exija que lo sirvas. *Cualquier hombre que ve en tu fuerza una amenaza a su masculinidad es un idiota. Aléjate de él, rápido. *Defiende tu derecho a la independencia contra todas las frases hechas que los hombres te arrojarán. A veces, te sentirás culpable. Trata de que no sea así. La culpabilidad inhibe la acción y, en este contexto, rara vez se justifica. *Cuando encuentres al hombre que pueda compartir tu entusiasmo por la vida y entienda lo que significa la reciprocidad, trata en lo posible de tomar decisiones teniendo en cuenta el bienestar común. Divide responsablemente la responsabilidad. *Controla tu propia vida como mujer. Cuando empieces a compartir tu vida con un hombre, oblígalo a reconocer ese control. *Opónete a todas las leyes que te tratan como ser inferior y a aquellas leyes que te dan un injusta ventaja sobre el hombre (por ejemplo, pensión por divorcio). *Puedes ser feminista sin sacrificar tu feminidad, tu compasión, tu entendimiento, tu ansia de saber. Debes estar atenta ante la opresión encubierta, pero eso no significa que tengas que ser cruel.
Extraído del libro Cartas a Mi Hija Adolescente de Don Gold (Psi.Patricia Bustos)
Como Vivir Un Gran Amor
domingo, 1 de marzo de 2009
La Ira
“La ira se genera cuando tenemos la sensación de haber sido perjudicados. La ira es una reacción de irritación, furia o cólera desencadenada por la indignación y el enojo de sentir vulnerados nuestros derechos” La ira es una emoción completamente destructiva. Nunca hemos sabido que haya ningún bien en ella. La ira daña a la persona que la tiene y a menudo daña a otros a quienes va dirigida, y siempre resulta alguien dañado; nunca falla. Este aspecto de la ira -dañar- es en sí mismo una emoción destructiva y negativa que debe ser evitada . Cuando decimos esto, oímos exclamar: “¡Ah!, ¿pero no es la ira buena algunas veces?”; “¿no hace que las personas tomen una acción constructiva a lo que está incorrecto cuando es necesario?”; “¿no es una emoción humana necesaria que sirve a buenos propósitos cuando es usada correctamente?”; “¿no es la ira necesaria para sobrevivir?”; “¿no es verdad de que hay pruebas reales de que tiene un buen uso?”; “¿no seríamos débiles sin la ira?”. A estas preguntas y muchas más como estas podemos dar un resonante ¡NO! LA IRA NUNCA ES BUENA: SIEMPRE DAÑA A QUIEN LA TIENE Y A MENUDO A OTROS Y NO TIENE NINGUNA UTILIDAD BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA. Equivocadamente, muchas personas piensan que la ira es necesaria para hacer que las personas tomen una acción correcta, con lo que está incorrecto. Esto no es verdad. La acción constructiva puede ser tomada SIN IRA. En realidad, todas las acciones apropiadas se realizan sin ira. Lo sabemos, hemos experimentado ambas situaciones y conocemos los aspectos destructivos de la ira. Sabemos que la ira hace que la persona “pierda los estribos”, diga cosas de las que más tarde se arrepentirá y cosas que pueden hacer daño irreparable a él y a otros, lo hace sentir culpable y con resentimiento, y puede arruinar una situación hasta destruir todo lo bueno que pudo haberse logrado. Recuerda las veces que has estado enojado; tendrás que admitir, si eres honesto/a, que la situación pudo haber sido resuelta más efectivamente si no te hubieras enojado. Si la situación se resolvió bien, fue a pesar de la ira, y no a causa de ella. Cuando una persona está enojada no tiene ningún control sobre él, dirá y hará cosas que no haría excepto bajo un fuerte enojo. Es algo verdaderamente muy triste no poder controlarse. En realidad, uno no es realmente responsable por su conducta cuando está siendo llevado por su ira. Por supuesto que se es moralmente responsable, pero con esto queremos decir que uno no es uno mismo, que está haciendo y diciendo cosas que no haría y diría cuando no está enojado. A menudo las personas dan ejemplos de situaciones en que ellos creen que es inevitable sentirse enojado. Usan palabras tales como “indignación justificada”, “ira justificada”, etc. Nosotros sabemos que NO EXISTE NINGUNA SITUACIÓN QUE JUSTIFIQUE LA IRA Y NO EXISTE TAL COSA COMO “¡INDIGNACIÓN JUSTIFICADA!”. Cualquier situación puede ser manejada apropiadamente sin ira. La ira no es tan necesaria como para que motive a la acción. Calmadamente y con inteligencia usted puede estudiar una situación que está mala y necesita ser corregida, luego usar su mente para saber lo que debería hacerse y proceder a hacerlo. Sin enojarnos nuestras vidas son felices y nos sentimos bien. Cuando sentimos ira EN CUALQUIER GRADO nos sentimos miserables e infelices. Además, la ira trae consigo otras emociones tormentosas, cuando nos sentimos enojados planteamos vengarnos, sentir compasión por nosotros mismos, culpamos a otros, y terminamos sintiéndonos terriblemente deprimidos. La ira no puede ser usada o justificada sólo porque los seres humanos son capaces de experimentarla. El hecho de que la ira es una de las emociones humanas no la convierte en buena. Potencialmente, cualquier persona es capaz de matar, pero eso no significa que el deseo de matar a alguien debe ser realizado sólo porque éste existe. El argumento de que porque la sentimos debemos usarla, es ridículo. No existe ningún ser humano viviente que no haya sentido alguna vez, en algún lugar, por una fracción de segundo el deseo de matar a alguien. Todos estarán de acuerdo que uno no debe dar rienda suelta a este deseo. Por lo tanto, podemos rebatir este argumento, ya que sólo es bueno en el cesto de la basura. Sabemos que todos los seres humanos están sujetos a la ira y que ésta no puede ser eliminada completamente. A pesar de sus buenas intenciones y toda su salud mental, alguna vez usted se enojará. Pero sabemos que cuando usted se dé cuenta de lo destructivo de la ira y trata de vivir sin ella, en un espíritu de amor y cooperación, ésta puede ser reducida y controlada a tal grado que no le causará ningún problema, y su vida será feliz y completa. Alimentar la ira CON SEGURIDAD te HA HECHO ESTAR EMOCIONAL Y MENTALMENTE ENFERMO. La ira producirá la enfermedad; el amor producirá la felicidad. No estoy enseñándote pacifismo. Únicamente te digo, toma la decisión apropiada para corregir lo que necesita ser corregido, pero tómala sin ira. Saldrás triunfante cuando actúes sin enojo. Por supuesto, hay situaciones que necesitan ser corregidas, algunas veces las personas abusan de nosotros, pero la ira no es una reacción inevitable. Si alguien abusa de vos, comprende que él/ella está mal y que debería de ser compadecido, y no abusar de él. Vos podes parar el abuso, pero aplicar la Ley del Talión, sólo lo destruirá. (Psi.Patricia Bustos)